El dolor de cuello es una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo y, después de la lumbalgia, es la segunda razón más común por la que las personas buscan atención quiropráctica. En las últimas dos décadas, ha surgido un nuevo factor que contribuye al dolor de cuello: el síndrome de cuello de texto (text neck), una afección vinculada al uso prolongado de teléfonos inteligentes y otros dispositivos digitales.
El síndrome del cuello de texto es el resultado de pasar demasiado tiempo mirando una pantalla. En términos más clínicos, es causado por la flexión sostenida del cuello y la cabeza, lo que ejerce presión sobre los músculos y los tejidos blandos de la nuca. Por cada centímetro que la cabeza se desplaza hacia adelante desde su posición neutra, los músculos del cuello deben soportar aproximadamente 10 libras (4,5 kg) de fuerza adicional—similar a lo que cuesta sostener una bola de boliche con el brazo extendido que cuando se mantiene cerca del cuerpo. Con el tiempo, el cuerpo se adapta a esta tensión modificando la postura, como encorvar los hombros o alterando las curvaturas de la columna cervical y torácica. Estos cambios posturales pueden afectar el rango de movimiento y afectar negativamente la salud de las articulaciones, incrementando el riesgo de dolor de cuello crónico y afecciones relacionadas.
Lo especialmente preocupante es que el síndrome del cuello de texto es frecuente entre las personas más jóvenes. Los antecedentes de dolor de cuello en la adultez temprana son un factor de riesgo conocido de problemas cervicales más graves en etapas posteriores de la vida. Investigaciones realizadas con estudiantes universitarios de todo el mundo han revelado que entre la mitad y dos tercios de ellos presentan síntomas de cuello de texto. El riesgo aumenta aún más entre las personas con sobrepeso, físicamente inactivas, y las que dedican más de tres horas diarias a actividades de ocio sedentarias.
Para reducir el riesgo de desarrollar el síndrome del cuello de texto y el dolor de cuello que puede acompañarlo, los expertos recomiendan limitar el tiempo dedicado a dispositivos electrónicos; tomar descansos regulares para ponerse de pie, estirarse y caminar; sostener los dispositivos a la altura de los ojos; aumentar la actividad física; reducir el comportamiento sedentario; mantener un peso saludable; controlar el estrés; y seguir una dieta antiinflamatoria, como la dieta Mediterránea.
Para quienes ya experimentan dolor de cuello asociado al uso de dispositivos, la atención quiropráctica puede ofrecer alivio. Además de las terapias manuales en el consultorio que ayudan a restaurar el movimiento de las articulaciones y a reducir la tensión muscular, los quiroprácticos pueden orientar sobre ejercicios para reentrenar los músculos del cuello, el pecho y la parte superior de la espalda, lo que puede ayudar a corregir errores posturales y reducir la probabilidad de dolor recurrente.